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Cómo decir NO a los caprichos de tu hijo

Sabemos que hemos entrado a un terreno bien difícil cuando nuestros hijos solicitan cosas que no podemos (o bien deseamos) darles. Muchos progenitores sienten terror cuando esto sucede, al tiempo que otros tienen una suerte de don natural para entregar por terminada la discusión. Si entras en la primera categoría este artículo es para ti.

Cuando aun estás a tiempo de corregir a temprana edad.

Si tus hijos todavía no superan los 5 años de edad todavía estás a tiempo de corregir esos enfados y no regresar a escucharlos nunca. Razonar con ellos a esta edad tal y como si fuesen adultos no servirá de mucho puesto que su cerebro no entiende a fondo las reglas y mucho menos las complejas situaciones adultas. Cuando son pequeños has de ser su líder y marcar tu autoridad, la crianza de un pequeño, verdaderamente no es una democracia, sino más bien una dictadura. Eso no desea decir que debas imponer tu criterio de forma violenta, sino de forma inteligente.

Si tu hijo desea algo que no le darás, (puede ser desde una gominola, un juguete o bien que sencillamente hagas lo que afirma) emplea tu altura, míralo a los ojos de forma fulminante, llámalo por su nombre y dile sin chillar mas claramente: ¡No! El efecto de tu mirada y tu voz clara y déspota probablemente los sorprenda y se queden apacibles, mas otros más valientes proseguirán probando tus límites.

Como ya hemos dicho, las reglas de los adultos no marchan en sus cerebros, por lo que ni las amenazas ni las condiciones van a ser eficaces. Debes pasar a la acción de manera inmediata. Si bien te duela más a ti que a ellos es hora presentarles una acción negativa ante su comportamiento rebelde. Pídeles que vayan a un rincón a mirar la pared, llévate su juguete preferido, apágalas la T.V., o bien vuelve a casa en lugar de quedarte en el parque. Hacer esta rutina continuamente toda vez que se comporten de forma antojadiza y rebelde, de manera automática va a crear un condicionamiento, en consecuencia evitarán rabietas, chillidos y demandas puesto que saben que no conseguirán nada bueno haciendo eso.

Por otro lado es bueno consolidar el comportamiento positivo, si tu hijo solicita por favor, agradece lo que haces por él, juega sin incordiar a el resto y comparte con sus hermanos y amigos, puedes retribuirlos con halagos, muestras de cariño y si te semeja recomendable con el objeto de sus deseos.

¿Qué sucede si ya no son tan pequeños?

Desde los siete años y hasta tras la adolescencia, tus hijos saben realmente bien de qué manera jugar con las reglas y comprenden a la perfección lo que significa una amenaza, no obstante si no pruebas que tienes la autoridad suficiente, entonces tus hijos te llevasen la delantera. Para evitarlo debes sacar tu líder interior.

Nuevamente hacemos énfasis en que no precisas vocear ni ponerte violento, mas sí debes probar que eres quien tiene la última palabra. Debes recordarles que si prosiguen exigiéndote sus caprichos de forma maleducada, chillando, haciendo escenas o bien rebelándose ante tu autoridad, no únicamente no les darás nada sino van a deber enfrentarse a este género de consecuencias: Confiscarles el teléfono por un día (o bien más) si se prosiguen comportando mal. Confiscarles sus consolas de juegos para videoconsolas. Prohibirles utilizar el turismo. (Si conducen) No van a ir a alguna celebración o bien acontecimiento con sus amigos. No van a salir de casa. No van a ir de viaje en las vacaciones, etcétera.

Al comienzo si no están habituados a que los castigues de veras, no te van a hacer caso, es allá donde vas a deber sostenerte firme y cumplir con las consecuencias que prometiste, puedes hacer aun un contrato de comportamiento padre-hijo a fin de que quede perseverancia de que se han buscado su castigo.

Explicarles el motivo no puedes darles lo que desean asimismo es una genial herramienta para eludir enfrentamientos de poder. A  esta edad ya entienden mejor sobre la economía del hogar y otros temas complejos. No basta solo con decirles, “No puedo” “No quiero” “Porque digo” o bien “Es por tu bien”. Cuanto más detalles razonables les expongas, menos problemáticos y antojadizos se van a poner.

No te rindas en el primer intento, la crianza es un trabajo que se marcha aprendiendo con el tiempo.